Como es adentro es afuera

Ningún trabajo interno, por profundo que sea, puede compensar un entorno externo “tóxico”.

Y de la misma manera, ningún escenario externo perfecto puede compensar un mundo interno que sigue siendo hostil.

Puedes practicar todas las técnicas de regulación del sistema nervioso, hacer escritura terapéutica, respiración consciente o trabajo corporal… pero si sigues en un empleo que te desgasta, rodeado de vínculos que no te reconocen ni te sostienen, o viviendo en un espacio caótico, tu cuerpo permanecerá en alerta. Seguirá interpretando la vida como insegura, sin importar cuánto esfuerzo pongas en tu interior. El cuerpo no responde solo a lo que piensas: también reacciona a lo que te rodea.

Y también sucede lo contrario. Puedes tener una casa armoniosa, un trabajo gratificante, una pareja amorosa… y aun así sentir ansiedad, vacío o tensión constante. Porque tu mundo interno es lo que llevas contigo a todas partes. Si tu cuerpo guarda traumas no resueltos, si tu sistema nervioso está atascado en modo supervivencia y los que mandan son tus mecanismos de defensa, incluso el ambiente más tranquilo puede sentirse abrumador.

“Sanar” de verdad implica mirar hacia ambos lados: dentro y fuera. Requiere atender patrones internos como la desconexión, la hipervigilancia, la necesidad de complacer o las heridas emocionales del pasado, y al mismo tiempo ser honestos sobre si nuestro entorno externo refuerza esos patrones o nos ayuda a salir de ellos.

En terapia transpersonal no trabajamos solo un aspecto u otro. Te acompaño a reconectar con la sabiduría de tu cuerpo, a interrumpir los bucles de supervivencia en los que quedaste atrapado y a crear una nueva realidad interna, mientras construyes también la seguridad y la claridad necesarias para realizar cambios reales en el mundo que habitas.

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